
Las mujeres que dieron vida al MEMCH pertenecían tanto a la nueva generación de profesionales femeninas como a mujeres trabajadoras de destacada trayectoria sindical. Junto a Elena Caffarena y a Marta Vergara, el grupo de mujeres que lideró el grupo estaba compuesto por Flora Heredia, Graciela Mandujano, Evangelina Matte, Aída Parada, Olga Poblete, María Ramírez, Eulogia Román, Clara Williams de Yunge. Salvo las tres últimas, estas dirigentes pertenecían a la clase media profesional; se habían formado como abogadas, profesoras y asistentes sociales, comprometidas con el cambio social y las políticas estatales del bienestar y lucharon contra prejuicios sociales poderosos que obstaculizaban el ingreso de las mujeres al mercado laboral. Luego de estadías en Europa con el propósito de estudiar, trabajar o simplemente para conocer el Viejo Mundo, regresaron a Chile en la década de 1930 para emplearse en agencias estatales que las pusieron en contacto con la situación social del país.
María Ramírez y Eulogia Román, también importantes líderes de la directiva del MEMCH, provenían de la clase obrera, eran militantes destacadas del Partido Comunista y su principal motivación al adherirse a la creación del MEMCH era terminar con la doble opresión que, a su juicio, padecían las trabajadoras chilenas; la de clase y la de género.
En 1944 se realizó en Santiago el Primer Congreso Nacional de Mujeres. Una de las principales consecuencias de este encuentro fue la creación de la Federación Chilena de Instituciones Femeninas, FECHIF. El motivo principal de su formación, fue luchar por todos los derechos políticos de las mujeres. Su primera presidenta fue la radical Amanda Labarca.
En abril de 1945, con Pedro Aguirre Cerda como presidente de la nación, se realizó un foro con presencia de diversas organizaciones políticas, sociales y culturales, además de destacadas personalidades. En junio de ese mismo año, la FECHIF presentó al Senado un proyecto de ley sobre el voto femenino, redactado por Elena Caffarena y Flor Heredia, con la firma de senadores de todos los sectores políticos. Desde las primeras incursiones femeninas en las elecciones municipales en el año 1931, quedaba en evidencia que la mujer debía acceder a la totalidad de sus derechos políticos. A causa de la muerte de Pedro Aguirre Cerda, quien apoyaba enérgicamente la lucha de las mujeres por todos sus derechos, aún tendrían que pasar otros cuatro años para que este asunto fuese discutido a fondo.
En 1946, el FECHIF se vio fuertemente debilitado por la llegada del también radical, Gabriel González Videlaa la presidencia. Las tensiones provocadas por la Guerra Fría y la posición anti comunista que tomó el nuevo presidente, produjo un gran quiebre en el FECHIF, al votar las delegadas del partido Radical, sin que existiese mayoría absoluta y sin estar presente el MEMCH, por la expulsión de las militantes del Partido Comunista. Sin las comunistas presentes en la Federación, el MEMCH decidió retirarse de la misma al desaprobar la expulsión arbitraria de las militantes.
